Finalmente la balanza se ha inclinado hacia el estudio del grupo de candidatos que recientemente se han presentado a las elecciones presidenciales francesas de 2007, cuyo vencedor, en la segunda vuelta ha sido el conservador Nicolas SarKozy. Intentaremos describir las características mas relevantes de este grupo de doce candidatos, entre los cuales, cuatro son mujeres.
La lista de candidatos y partidos políticos representados es la siguiente
1. Oliver Besancenot. Liga Comunista Revolucionaria
2. Marie- George Buffet. Partido Comunista Francés
3. Gerard Shivardi Partido de los Trabajadores
4. Francois Bayrou. Unión para la Democracia Francesa
5. Jose Bove. Movimiento Anti Globalización.
6. Dominique de Villiers. Movimiento por Francia
7. Segolen Royal. Partido Socialista
8. Frederic Nihous. Partido de la Caza, la Pesca, la Naturaleza y las Tradiciones
9. Jean Marie Le Pen . Frente Nacional.
10. Arlette Languiller. Lucha Obrera
11. Nicolas Sarkozy. Unión por un Movimiento Popular.
PERFIL DE LAS ELITES
En general suele afirmarse que la elite política mayoritariamente procede de las clases medias y altas, y, sorprendentemente parece existir una especie de “tradición hereditaria” que impulsa a l@s hij@s de politic@s a seguir la profesión de sus progenitores, tendencia que según un estudio realizado por Putnam, Aberach y Rockman es muy superior en el caso de los políticos ( 66%) que en el caso de otras profesiones gerenciales o profesionales (41%)[4]. No solo eso sino que según otros análisis, y en palabras de Edurne Uriarte (1997: 265), nos encontramos con orígenes vinculados a las ciudades en mucha mayor proporción que en el conjunto de los ciudadanos. Es más, en Francia, Suleiman evidencia la existencia de una élite eminentemente urbana demostrando que 1/3 de los altos funcionarios franceses provienen de París y que solo el 6% de ellos se han educado en otras provincias, en definitiva, para el caso francés no es tan importante haber nacido o no en París como haber estudiado en dicha ciudad[5]. En definitiva, las clases medias / altas y urbanas están mas representadas dentro del poder político y son, en su mayoría, personas que han recibido educación universitaria. Este es un dato que tiene gran importancia dentro del sistema político francés ya que diversos estudios han demostrado que la amplia mayoría de directores han ingresado en la ENA (Ecole Nationale d´Adminitraction), centro del que solo pueden ser estudiantes licenciados universitarios, en este sentido Suleiman afirma que la elite administrativa francesa no es menos representativa que otras[6] , es decir, como cualquier otra elite, es reclutada de entre los grupos sociales favorecidos social y económicamente. Suleiman concluye que esa naturaleza restringida de la elite político-administrativa francesa tiene su origen en la falta de representatividad de un sistema educativo que reproduce las desigualdades procedentes de la estructura social, es decir, que su formación no es de “los mejores” o aquellos que “poseen cualidades excepcionales” ( tal y como habían sugerido los clásicos) , sino aquellos cuyo origen social, y por tanto su formación académica, es privilegiado.
[2] Citado por (Uriarte, 1997: 255)
[3] Citado por (Parrado Diez, 1996: 94)
[4] Citado por Uriarte ( 1997 : 262)
[5] Extraido de Roman Masedo, 2000
[6] Extraido de Roman Masedo, 2000
[7] Del candidato situado mas a la derecha, Jean Marie Le Pen, no hemos logrado obtener sus orígenes sociales.
[8] Dato extraido de Uriarte, 1997
[9] Segolene Royal 53 años; Nicolas Sarcozy 52 años, Francois Bayrou 55 años.
MUJERES Y LAS ÉLITTES POLÍTICAS
En general, ha existido una menos presencia de mujeres en todos los contextos; hoy por hoy la igualdad social, en cuanto a diferencias de género, no es real. Actualmente lo que existe en las democracias occidentales contemporáneas en una igualdad formal, ante la ley. Esta realidad esta presente en todos los ámbitos sociales, dentro de esta lógica, la mujer esta infra representada en todas las élites, y las elites políticas no son una excepción. No ha sido hasta hace unos pocos años cuando los estudios sobre elites políticas comenzaron a prestar algo de atención en la falta de representación del sector femenino en las elites en general y en las élites políticas en particular. En cualquier caso, los estudios que se han generalizado se han centrado sobre todo en las relaciones de las mujeres con la política y no tanto a estudios sobre élites (Uriarte, 1997: 264).
El caso de Francia es paradigmático pues a pesar de tratarse del país de “la revolución”, en lo relativo a la igualdad entre de mujeres y hombres no ha representado ningún tipo de vanguardia, hasta 1944 las francesas no dispusieron del derecho de sufragio activo ni pasivo. Desde entonces las ciudadanas francesas han comenzado a participar en la vida pública de su país. Hoy día la participación de la mujer francesa en política ha progresado bastante desde 1944, ha ganado posiciones respecto al hombre, pero no cabe decir que se haya progresado al mismo nivel en lo que se refiere al acceso a la representación política. Todavía en 1993, las mujeres tan sólo representaban el 6% en la Asamblea Nacional Francesa. En 1997, tras la decisión del primer ministro Lionel Jospin de reservar para las mujeres el 30% de los puestos de los candidatos de su partido. El porcentaje de representación parlamentaria subió hasta el 10,9% la noche de la segunda vuelta de las elecciones legislativas. La situación no es mejor en lo que atañe al resto de cargos político administrativos. En 2000 Francia era el penúltimo país de la Unión Europea en cuanto a la representación de las mujeres en los parlamentos. Muy por detrás de Suecia (40,4%) y del resto de países del norte (del 33 al 35%), Alemania (30,9%) o España (23,8%). Tan sólo Grecia ha conseguido tener menos diputadas que nosotros (6%)[5]. Se han esgrimido argumentos históricos ( ley sálica), institucionales...etc, pero realmente parece mas un problema de voluntad política que de otra cosa. La legislación por la igualdad de derechos aprobada por el gobierno en el año 2000, llevó a una mayor "feminización" de la política en los niveles local y regional, así como en el Parlamento Europeo, pero las mujeres aún se encuentran dramáticamente subrepresentadas en el Parlamento galo y dentro de los principales partidos políticos del país. En 2006 aun solo el 13 por ciento de los escaños del Parlamento galo son ocupados por mujeres lo que coloca a Francia en el lugar 25 de Europa en cuanto al porcentaje de mujeres en el Parlamento. La prospectiva de cambio real no es muy optimista.
A pesar que sea una mujer haya encabezado la campaña presidencial, el reino de la política francesa aún continúa siendo uno de los más sexistas en Europa. Ségolène Royal, política socialista de 53 años y ex ministra de Medio Ambiente, Familia y Escuelas en el gobierno del ex presidente socialista francés François Mitterrand (puestos “típicos” para mujeres ministras) es la primera mujer que ha tenido posibilidades reales de convertirse en la primera mujer presidenta de Francia (a pesar de que la “pasionaria troskista” Arlette Laguiller encabezo por primera vez una lista electoral presidencial en 1974). Es curioso como a ninguno de todos los artículos que versan sobre Royal se le escapa el dato de su maternidad (4 hijos) y de su estado civil “soltera pero con acompañante”. Mientras que este dato hubiera resultado irrelevante para cualquier políticO, es bien sabido que tener familia se considera “una carga” a la hora de ejercer profesionalmente, tanto en política como en otros ámbitos laborales. En definitiva, a pesar de que progresivamente son mas mujeres las que participan en política, la versión negativa es que, la política francesa aún es un mundo de hombres. Es curioso ver el impacto de la legislación en cuanto a equidad de género en la política francesa .El partido conservador (Unión para un Movimiento Popular del anterior Ministro del Interior y actual presidente francés, Nicolás Sarkozy), fue forzado a pagar una multa por €4.26 millones de euros en 2002 por no contar con igual número de mujeres en la lista de sus candidatos. Incluso los Socialistas, de ala izquierdista, rompieron la ley y fueron obligados a pagar €1.65 millón de euros en multas. Los Verdes son los únicos que han jugado de acuerdo con las reglas de género. Los partidos políticos más importantes de Francia continúan siendo bastiones del poder masculino. Tanto en el Partido Socialista, como en el UNP, sólo alrededor de un tercio de sus miembros son mujeres. El Partido Comunista se ubica apenas un poco mejor, en alrededor de 40 por ciento de membresía femenina.
El problema de Segolene y de las pocas mujeres políticas francesas (y europeas, que en mejor situación si, pero no brillantemente mejor) es que acaban por convirtirse, en palabras de Kanter[6], en token women, mujeres símbolo. Esto es, los números cuentan. Cuando dos grupos interactúan y uno de ellos es inferior numéricamente y además también es el que posee menor poder e influencia, inevitablemente se amolda a las características del grupo superior (el ejemplo mas paradigmático es el de Margaret Thatcher). No es que la asimetría de poder se pueda medir a través de los números, pero estos ayudan para visualizar una imagen de la realidad. En este sentido la acción positiva es una de las estrategias que ayudan a reducir ese gender gap o distancia de género entre mujeres y hombres en política. Lo que se pretende no solo es un incremento de la cantidad relativa de mujeres, debe implicar, en palabras de Valcarcel (1997:176) un cambio cualitativo en las relaciones de poder que permita por primera vez a la minoría utilizar los recursos de la organización o de la institución para mejorar su propia situación u la del grupo al que pertenece. En fin, me parece ilustrativa la frase que dice que no exisitirá igualdad hasta que mujeres incompetenes lleguen al poder
[2] Citado por Raquel Osborne, 2004
[3] Citado por Raquel Osborne, 2004
PROFESIONALIZACIÓN DE LA POLÍTICA
A pesar de que parece que la formación universitaria no sea tan imprescindible en las elites políticas como en las intelectuales o las burocráticas (Uriarte, 1997:263), parece que con mayor frecuencia se priman a las personas con conocimientos específicos para ejercer la política. El peso de la educación universitaria es cada vez más importante, no solo eso sino que prima haber estudiado en determinados centros educativos (privados antes que públicos) lo que implica una desigualdad de oportunidades entre aquellos que tienen un origen social mas afortunado que otros. El caso de la prestigiosa escuela E.N.A constituye, como ya se ha mencionado, en el modelo de esta situación. Hoy día suele admitirse al menos de forma implícita la existencia del principio oligárquico, es decir, la inevitabilidad de las elites políticas en la actualidad, pero lo que no es tan claro es la creciente profesionalización de esa elite. Hace tiempo que la política ha dejado de ser aquella actividad “extra” a la que se dedicaban aquellos cuyos medios de vida estaban cubiertos (los ricos), la política se ha convertido en el medio de vida de muchas personas, son los hombres políticos en el sentido weberiano, es decir, son hombres que ya no solo viven para la política sino que viven de la política. Pero en la actualidad, la oligarquía partidista no se debe solo a lo que Michels denominaba como indispensabilidad técnica del liderazgo (1969: 188). No se trata solo de “profesionales de la organización”, es decir con experiencia, sino de profesionales de la organización con conocimientos amplios y, según el caso, mayores niveles de especialización. La política se convierte en un reducto en el que los ciudadanos tienen menos oportunidad de formar parte de ella, convirtiendo la actividad política, en muchos casos en la actividad principal o en la única de la vida adulta de algunos ciudadanos, hecho que supone una contradicción contra todo principio democrático.
En Francia, la profesionalización de la vida política se vive con más intensidad que en otros lugares. En general, como en otros lugares se trata de una elite privilegiada dentro de la sociedad, pero en Francia, los funcionarios de carrera tienen mas autoridad en el gobierno; mientras que en países con aparatos estatales débiles (Reino Unido, EEUU…) los altos funcionarios se encuentran casi siempre fuera del poder político, en Francia, estos prevalecen sobre los profesionales tradicionales en el sentido de Weber o de Michels descrito anteriormente. Es decir son los “intelectuales tecnócratas” (Sainteny, 2002) los que despojan lentamente al antiguo equipo ministerial de sus responsabilidades. De media, los altos funcionarios suponen el 40% del personal gubernamental entre 1959 y 1981(B. Gaiti, 2002)
[1]. En definitiva, las conclusiones de los estudios realizados en Francia apuntan hacia una menor presencia de las profesiones tradicionales vinculadas a la política (como lo han sido abogados, periodistas y docentes) y el reforzamiento de las posiciones de los altos funcionarios, tanto en el gobierno como en los partidos políticos. Pese a todo para nuestro caso, el de las candidaturas francesas a la presidencia en 2007, cabe discrepar de dicha tendencia. Aunque es cierto que priman los perfiles que han recibido educación universitaria (son ocho los candidatos con estudios superiores), solo Segolene Royal, además de licenciada en Económicas, ha formado parte de E.N.A. Esto es, en su mayoría no son funcionarios sino, licenciad@s. Además, todos los que tienen estudios superiores, excepto Dominique Voynet que es doctora en Medicina y representante de los Verdes, han estudiado carreras pertenecientes a la rama de Ciencias Sociales. Uriarte, Norris y Lvenduski y Weber (Uriarte, 1997) argumentan que esta mayor presencia de personalidades del mundo de las letras se debe a que son profesiones cuyos rasgos asociados como la flexibilidad horaria, las generosas vacaciones, la seguridad económica, el estatus social y ciertas capacidades técnicas asi como su mayor interés o vocación son las razones para explicar esa mayor presencia. Parece que las tendencias corroboran estas teorías. Pese a todo, desde un punto de vista subjetivo, se trata de factores demasiado personales como para afirmar nada con rotundidad.RECLUTAMIENTO Y CIRCULACIÓN DE LAS ELITES POLITICAS
En analisis que hemos realizado previamente principalmente ha versado sobre los rasgos de un determinado grupo social que aumenta las posibilidades de pertenecer a la elite de gobierno, sin embargo, esta claro que no todos los miembros de ese grupo social van a acceder a la elite político administrativa. En este sentido, hablamos de circulación o renovación de las elites cuando queremos hacer referencia a los procesos o las vías que se siguen para acceder a los altos puestos de la clase política. A pesar de que los clásicos teóricos de las elites políticas (Pareto y Mosca, no se sabe a ciencia cierta quien tuvo la ocurrencia inicial) ya hablaron de circulación de las elites políticas, son escasos los datos y las investigaciones que se han llevado a cabo y las principales se han realizado a nivel parlamentario puesto que son procesos mas visibles que los acontecidos en otros niveles (ejecutivos, partidistas…). En cualquier caso y tal y como señala Uriarte (1997: 270) el partido político tiene una importancia central como canal de reclutamiento de las elites políticas (bien como militante o bien cooptado por el partido en algún momento). Otro modo de acceso importante lo constituye el de la burocracia, una parte importante de la elite política procede del aparato burocrático, tanto por su mayor cercanía a los ámbitos políticos como por las mayores posibilidades de volver al puesto una vez finalizada la carrera política. Como ya hemos visto, los últimos estudios en Francia apuntan a una mayor presencia en el gobierno de esta elite tecnócrata que en otros países. Muchos analistas políticos ven en la victoria de Nicolas Sarkozy el logro de un partido cohesionado liderado por un líder con “fortaleza para dirigir los intereses franceses”; por el contrario, a su izquierda, ven a Segolene Royal como la representante del partido socialista que ha logrado unificar, hasta el momento, las tendencias discrepantes de su partido (logrando incluso el apoyo de Jaques Delors) sin embargo aun se muestra vacilante y por ello no ha logrado los apoyos suficientes para salir presidenta. Incluso, tras la derrota electoral se planteó la posibilidad de que Royal dejase de liderar al partido socialista. Este es un caso que muestra como un alto grado de renovación de las elites conlleva inestabilidad partidista. La derecha no ha sufrido esas desavenencias y no ha sufrido esas nefastas consecuencias. Pese a todo la perpetuación y el “no cambiar nada” no debe observarse como un dato de estabilidad y éxito electoral, aunque no hemos logrado datos para el caso del partido francés de Sarkozy, suele criticarse la falta de modernidad y estancamiento de las estructuras gubernamentales francesas, hecho que probablemente cambiaría si se introdujesen nuevos aires en el equipo de gobierno.
Todos los candidatos que se han presentado a las presidenciales francesas, excepto Jose Bove (Sindicalista y perteneciente al movimiento anti globalización, pendiente de una condena por perjuicios ocasionados contra McDonals) lo han hecho con el respaldo de alguna plataforma política y en la mayoría de casos estaban relacionados con la política del país (bien por haber ocupado cargos ministeriales, puestos de alcaldía en Francia…etc); esto es, cualquiera no puede presentarse. Además de las 500 firmas que cada candidato debe reunir par poder acceder a las facilidades de financiación de su campaña, también debe de contar con el apoyo de su partido político. Es curioso como Arlette Laguiller, candidata representante de “Lucha Obrera” se ha presentado por sexta y última vez en las elecciones. Lo hizo la primera vez en 1974 y desde entonces el partido no le ha retirado su apoyo, parece ser que esta comunista despierta las simpatías de mas de uno.